Discurso Consejero Regional, Ramón Lobos, Sesión Solemne del CORE en conmemoración del Día de la Región

21Oct, 20

Hoy nos hemos reunido como Gobierno Regional a conmemorar el día de este especial y hermoso territorio, celebrado y motivado por la hazaña de Magallanes en su paso por lo que hoy es esta región pero también navegando una parte del sur de  Chile. Un día que se hunde en las raíces de la historia originaria de nuestra patria.

Hoy ya son 500 años del paso de Magallanes por estos parajes, buscando unir el viejo continente con la tierra de las especies, su paso y la toponimia asociada hace ingresar en la historia europea esta tierra desconocida y misteriosa, de leyendas y de mitos que motivan viajes y aventuras de otros navegantes después.

Una historia que transcurre lenta y que no influye en el tranquilo devenir de los pueblos originarios que ocuparon, usaron y preservaron este territorio para el futuro, en armonía con el medio ambiente y con respeto a los espacios de los otros. Este vasto territorio lo ocuparon muy pocos y hubo siempre espacio para muchos.

Chile recién más de 300 años después de este paso ocupa el territorio y lo anexa reclamando su administración y jurisdicción, la respuesta de la república es y ha sido siempre así tardía, escasa, poco oportuna y con una mirada centralista, que no respeta la idiosincrasia del que vive y hace historia en esta tierra.

Como magallánicos nos hemos quejado desde siempre por esa mirada paternalista y que no deja espacio al territorio para su desarrollo y progreso, sabemos que la escasa población, el 1% del país, hace que ese sea nuestro peso en las políticas nacionales. O sea ninguno. Por eso se han dado el lujo por imponer y regir desde la capital sin importar las decisiones u opiniones locales.

Con envidia vemos a nuestros hermanos del otro lado del alambre, ellos con una mirada totalmente distinta del desarrollo territorial progresan, avanzan y se instalan en los circuitos mundiales de turismo local y antártico. Mientras el progreso en las mismas áreas en nuestra región avanza cansinamente y a ratos con una demora y parsimonia que es incomprensible para el habitante local.

De esa falta de respuestas, oportunas y proporcionales a las demandas han sabido las luchas y protestas de Magallanes desde siempre. Siempre pedimos y pediremos más. Esta región y este territorio pueden más. Si se desarrolla Magallanes, Chile se desarrolla también.

No es solo en extracción de recursos, o en turismo o en áreas protegidas, son muchos los aportes que la región puede hacer al progreso del país. Sin embargo somos demasiado ignorados por el nivel central, que nunca ha justificado invertir más en Magallanes para ellos pese a nuestro potencial, solo somos un 1 % de la población.

La ocupación del territorio no fue pacífica, ni con los pueblos originarios ni con las especies que la habitaban, menos con el medio ambiente. Sigue siendo una deuda pendiente en una región prístina y aun con áreas impolutas que tenemos el imperativo de mantener para nuestros hijos y nietos. Se puede compatibilizar desarrollo, progreso y cuidado del medio ambiente. Eso lo sabemos pero también lo exigimos y cautelamos. Somos responsables del territorio que hoy nos toca ocupar pero también cuidar y preservar.

Nuestras esperanzas y anhelos no bastan. Nuestra historia de desarrollo ha requerido y requerirá de leyes a favor de la región  o de aportes sustanciales desde el nivel central. El redito es mayor a la inversión. Ha sido mayor antes y ahora eso no se entiende ni se comprende por gobiernos cortoplacistas que buscan redito inmediato. Apostar por Magallanes y su desarrollo es apostar por futuro que obviamente va más allá de un periodo presidencial.

En nuestra historia los saltos en desarrollo se dieron con el puerto libre, con Zona Franca, con la Ley Lorca y la Corporación de Magallanes como ejemplos recientes pero en los últimos años el Plan de Zonas Extremas es un hito aun no dimensionado porque falta y se necesita continuar en su desarrollo y ejecución. Su implementación duplicó el presupuesto regional y eso se notó y es perceptible por la comunidad por eso no nos cansaremos de exigir su continuidad y mantención en el tiempo, mas allá de este periodo de gobierno. Pero bien sabemos que no solo bastan grandes obras o proyectos también se requiere resolver muchos de los problemas de quienes viven en este territorio. Muy variados y diversos.  En eso el Consejo Regional en sus distintas etapas ha sido pertinaz y persistente, ha trabajado siempre  por  buscar el desarrollo regional. No solo es cemento o infraestructura también es central el bienestar de sus habitantes con tan diversas y variadas necesidades.

Ciertamente las necesidades en Salud y Vivienda bastarían para ocupar todo el presupuesto regional, por eso para avanzar en otras áreas son necesarios los convenios que aseguren tanto la inversión regional como la inversión nacional en forma proporcional. Se ha hecho demasiado frecuente que solo el financiamiento regional permita que ministerios y servicios cumplan su rol en la región incluso sin reconocerlo y haciendo como gestión propia lo logrado. Eso como Consejo Regional no lo vamos a seguir avalando: quien no venga con aportes o recursos para implementar acciones locales, no será prioritario en la gestión de los recursos regionales por este Consejo. Por eso a quienes formulan proyectos y programas mejor que lo piensen y actúen en concordancia a este principio, ya como Consejo lo hemos expresado en diversas ocasiones antes, este es el momento de recordarlo y darle el sello a este actual Consejo Regional heredero también de su historia.

Otra área que percibimos como falente es la que involucra el desarrollo humano en sus distintas acepciones: en lo laboral, por ejemplo mejorando la capacitación de la mano de obra, tecnificándola, certificándola y dando la oportunidad a jóvenes para que a través del trabajo vayan adquiriendo habilidades y conocimientos para mejorar sus estándares de desempeño y que le signifiquen mejor retribución económica. Que las carreras técnicas tanto en el nivel medio como superior y así mismo la educación universitaria tengan un foco en la realidad local. Por el nivel de envejecimiento en Magallanes debería haber focalización de la educación en temas de envejecimiento y  vejez exitosa, deberían ser centrales en los procesos educativos regionales. Que no sea solo historia, si no apostar al futuro.

El desarrollo de aprendizajes colectivos y personales en temas de estilos de vida saludables tanto en lo físico como en salud mental son centrales ante el perfil epidemiológico adverso de nuestra población. Vivir y envejecer adecuadamente debe ser central en los procesos educativos a toda edad, son necesarios en una sociedad que envejece y va requiriendo adecuaciones que no podemos esperar que lleguen como política pública a la región desde la capital.

Vivir en Magallanes tiene sus ventajas pero también muchas consecuencias que deben atenuarse con políticas de promoción que mejoren las condiciones de vida y de desarrollo humano. Independiente del lugar en que vivas en la región debes prepararte para un mejor bienestar futuro, eso se construye no se decreta.

Por eso la preocupación por el habitante regional es central, no es un número, no es lo que produce, no es lo que gasta,  no es un bien en sí. Es capital humano que hace grande a esta región. Si el habitante se desarrolla y progresa la región gana,  es la forma más persistente de generar desarrollo  regional. Una tarea para toda la región, por lo cual debemos trabajar con las municipalidades y gobiernos comunales en propiciar desarrollo, respetando las decisiones locales y apoyando la necesaria diferenciación y potenciamiento de cada asentamiento humano en la región. Todos merecen más y mejor desarrollo.

Invertir en el bienestar y progreso de sus habitantes es hoy más necesario y pertinente con los estragos de la pandemia en el modelo de desarrollo productivo regional, una larga tarea para el Gobierno Regional que debería tener la capacidad de poder adaptar o crear nuevas políticas regionales. Esperamos que la elección del Gobernador Regional ayude y sirva en esta línea, con la necesaria entrega de competencias y presupuesto para llevar a cabo en la región esta transformación, que tenga impacto y sea duradera como política pública.

Es necesario así que pronto haya autonomía regional, descentralización de las decisiones es el pilar de una nueva relación entre el país y esta región. El desarrollo de Magallanes debe ir de la mano con el desarrollo de sus habitantes, propiciado por políticas diferenciadas y pertinentes a las realidades locales, nunca ha sido más evidente que en esta pandemia por ejemplo como nos hemos comportado distinto al resto del país. Partimos antes, visualizamos escenarios que se avecinaban antes que fueran reconocidos desde Santiago, el manejo centralizado no nos hizo bien tuvieron que venir para comprender que lo que ocurría en la región era distinto y por tanto era necesario buscar otras estrategias para poder cambiar el curso de la pandemia. No somos porfiados ni necesitamos retos o llamados de atención, necesitamos que nos hablen en magallánico para entender el mensaje, deben hablarnos actores regionales relevantes y cercanos para que el mensaje sea comprensible a todos.

Somos y seremos distintos, lo sabemos desde que nacemos o desde que la región nos adopta, vivir acá es distinto y diferente al resto del país, enhorabuena. Eso crea identidad, diferencia, orgullo por lo nuestro, simplemente es demostrar que podemos vivir enfrentando condiciones adversas y distintas. Mas distintas aun en los diferentes territorios que componen la región, todos orgullosos de construir historia y futuro con el esfuerzo diario.

En eso nos parecemos más a la tripulación de los barcos de Magallanes que al insigne navegante. Distintos, anónimos ante la historia pero que sin ellos, sin ese esfuerzo, la traviesa y su paso por la región no habrían sido posible. Dudaron, temieron, se amotinaron, lucharon y finalmente vencieron y obtuvieron la recompensa a sus esfuerzos pero nadie más que sus familias los recordaron y valoraron. Sus nombres no entraron a la historia, siempre mezquina con los grandes esfuerzos del habitante común y más proclive a las grandes gestas o aventuras personales.

La historia no la hacen personajes si no pueblos que se comprometen por una lucha y esfuerzo común que no pierden identidad, si no que la buscan y atesoran, que son capaces de valorar los esfuerzos personales.

Hoy después de 500 años del paso de Magallanes por esta tierra también estamos más cerca del habitante originario que vio pasar gloria y majestad en esas naves que iban haciendo historia, sin saber ni entender que mostrar la capacidad de crear su sociedad, trabajo comunitario y desarrollo en estas tierras tan agrestes y difíciles también tenía tanta o más gloria que la del navegante. Pararse en este último confín del mundo, en esta loca y difícil geografía poder desarrollarse y ser mas hoy es una gran ventaja.

Hoy el mundo tiene como ejes del desarrollo futuro al Pacífico y a la Antártica y otra vez estamos en Magallanes como puente de unión y acercamiento a ambos territorios, como cuando el viajero unió esos lejanos puertos en 1520 tras un sueño de gloria. Hoy tenemos una gran ventaja que usar y aprovechar en esta apuesta de desarrollo.

Hoy no veremos naves surcar el Estrecho y perderse en la historia, la historia de progreso para el país. Está en la oportunidad única de apostar al desarrollo de este territorio en su conectividad, en el conocimiento de sus ecosistemas que se desarrollan en condiciones tan adversas, en la diversidad de esos mismos ecosistemas y del asentamiento humano que aprovecha ese conocimiento para su desarrollo y progreso. Esos son ejemplos que mostrar al mundo, para que otros aprendan y también se desarrollen.

Hoy los habitantes de la región no somos actores que ven pasar la historia. Hoy la historia se construye y se materializa con todos los habitantes del territorio, con los que vendrán buscando más para sí y para la región. Eso es lo que hay que asegurar el desarrollo actual y futuro, es el mejor legado que podemos dejar a la historia como anónimos trabajadores del desarrollo regional.

Este Consejo está presente y activo en esta tarea, somos diversos los consejeros regionales como lo es el habitante de esta región pero tenemos un solo destino común: trabajar por el desarrollo regional. Igual que todos. Para eso nos eligieron y para eso nos ponemos a la altura de las exigencias de la región por los próximos 500 años de desarrollo regional, orgullosos como todos los habitantes de estar hoy aquí y ahora haciendo historias personales, familiares, pero también haciendo juntos historia y cambios sociales como nuestros antepasados.

Cada historia familiar se encadena en la historia regional porque no hay progreso para Chile y Magallanes si no hay verdadera preocupación por quien habita hoy y mañana este territorio legado y construido en base a tantos sacrificios y luchas de todos los que nos precedieron. Ellos son el camino y la ruta que continuamos los magallánicos y magallánicas de hoy, nuestro trabajo debe estar y estará a la altura de los sacrificios de todos ellos, no podemos hacer menos en esta historia de tantos años, no podemos ni seremos mezquinos.

La historia se construye hoy basada en el uso apropiado y justo del territorio, en el desarrollo y cuidado de su habitante y su progreso, en crear espacios para que muchos más tengan oportunidades y hagan su propia historia. Eso es Magallanes una tierra que unió y unirá territorios para el progreso. Una tierra de oportunidades que construir y desarrollar pero que necesita y urge mirar más allá de ese 1 % de la población, apostar porque su desarrollo arrastre a Chile a mejores días para sus habitantes.

Creo Señor en Magallanes, crean señores en Magallanes. Creamos y construyamos hoy el desarrollo y progreso para nuestros hijos y nietos. Merecen lo que hagamos hoy para que estén orgullosos de nuestro legado construido por todos y para todos. No podemos hacer menos que lo que hoy la región nos pide a cada uno de sus habitantes. El progreso y desarrollo depende de todos y debe ser para todos, naveguemos hoy en la historia en este gran barco común y protector bajo la Cruz del Sur que nos guía a nuestro destino.

¡Muchas gracias!

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